Hay quienes dicen que no hay que mirar atrás ni para coger impulso. No obstante, es una forma de reflexionar, comprender y agradecer, que es precisamente lo que ha pretendido el Consistorio con este acto, considerando necesario poner en valor lo que con arduo trabajo las siete mujeres reconocidas han aportado al desarrollo económico, social y cultural del municipio.
Ellas son Carmen Alonso Hernández, María Alonso Hernández, Olga Medina Hernández, Carmen Brito Padrón, Petra Alonso Déniz, Micaela Alonso Déniz y Juana Alonso Hernández. Algunas comparten apellido porque les unen lazos familiares y otras son simplemente vecinas, pero la mayoría tienen orígenes similares vinculados al mar, principal sustento de las familias de los barrios marineros de Arguineguín y Playa de Mogán hace 50 años.
Nacer en el seno de familias marineras, como es el caso de todas a excepción de Carmen Brito, las llevó a mantener una relación muy temprana y estrecha con el mar. Salir a faenar de madrugada con sus respectivos padres siendo tan solo niñas, aunque incluso entonces no fuera lo más habitual, o esperar en tierra las capturas de los marineros para venderlas dentro y fuera del municipio, fueron algunos de los trabajos que estas mujeres desempeñaron para ganarse la vida. Hijas y esposas de pescadores que sienten profundo respeto por el mar, del que reconocen su profunda dureza, sobre todo en épocas en las que la población tenía lo justo o muy poco para comer, algo que obligó en ocasiones a fiar el pescado o incluso a intercambiarlo por otros alimentos.
Durante el acto, celebrado en el Centro de Formación Municipal de Las Marañuelas en la tarde del 9 de octubre, la concejala de Igualdad, Minerva Oliva, excusó la ausencia de la alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, que se encuentra en The European Week of Regions and Cities que tiene lugar en Bruselas. Oliva recordó que años anteriores el Consistorio por el Día Internacional de las Mujeres Rurales reconoció a vecinas del ámbito agrícola, por lo que este 2024 se ha optado por “destacar el papel de la mujer en el sector pesquero, tan importante en nuestro municipio”.
“La pesca sigue siendo un ámbito masculinizado” dijo, afirmado que “generalmente se asocia a la ‘mujer de la pesca’ con la que espera a que su esposo retorne después de una jornada de trabajo, y que muchas veces se encarga de la venta del pescado. Pero en realidad, su actividad se desarrolla a lo largo de toda la cadena productiva”.
Sin embargo, los datos sobre la contribución de las mujeres a la pesca son limitados en todo el mundo, ya que a menudo realizan tareas entre bastidores para apoyar a las empresas pesqueras familiares. Entre estas, reparar redes, limpiar el pescado o llevar la contabilidad, actividades que no quedan reflejadas en estudios o estadísticas.
Por ello recalcó que este homenaje a las mujeres del mar debe servir para “visibilizar su aportación enriquecedora a nuestro municipio” y para que “la sociedad comprenda la naturaleza de su trabajo y los riesgos y dificultades a las que se han enfrentado y enfrentan en su día a día”.
Para conocer de primera mano la historia de las siete vecinas, se proyectó un vídeo con sus testimonios que dio paso a la entrega de las placas conmemorativas por parte de Oliva y la concejala de Presidencia, Tania Alonso, que igualmente tuvo unas palabras de cariño para todas ellas, a las que agradeció su contribución para con el municipio.
Finalmente, todos los y las presentes, entre estos familiares de las homenajeadas, vecinos, vecinas y ediles del Gobierno local, disfrutaron del servicio de cena ofrecido por el Programa de Formación en Alternancia con el Empleo (PFAE) Vinos y Sala –proyecto financiado por el Servicio Canario de Empleo y el Ayuntamiento de Mogán–.
Homenajeadas
“Ayudaba a mi padre a sacar el pescado del barco y a ponerlo en cajones para vender. Cuando terminaba tenía que hacer las cosas de casa. Me gustaba todo, así que trabajaba en una cosa y la otra. Todo lo que mi padre me decía, hice” –Carmen Alonso Hernández (78).
“Trabajé limpiando casas con 9 años. También planté berenjenas y me casé con 17, yendo a pescar de vez en cuando. Cuando mi marido salía a faenar, yo iba a levar las nasas con él y sacábamos el pescado” –María Alonso Hernández (72).
“He trabajado en el pescado, en los tomateros y he tenido una tienda. Primero vendía pescado en Puerto Rico, en El Tablero, Cercados de Espino y Maspalomas. Lo recogía por la noche y cuando terminaba de venderlo cerca de mediodía me iba Cercados de Espino a coger tomates, los traía a Arguineguín y al día siguiente me iba a trabajar a una granja en Soria, y llegaba de nuevo de noche para recoger el pescado” –Olga Medina Hernández (77).
“Tuve una pequeña tienda pero mi trabajo principal ha sido ir a la mar con mi marido. Me saqué la matrícula de navegación a los 60 años. Fui la primera de España en obtener la titulación con esa edad. Estuve muchos años yendo a faenar. Tenía que hacer un esfuerzo, porque eran muchas horas. Para mi no hay cosa más bonita que el mar, pero no se paga bien” –Carmen Brito Padrón (73).
“Soy hija de marinero. Esperaba que mi padre llegara con un poco de pescado para ir a venderlo para poder comer. En mi casa todo lo hacía yo y esperaba que mi padre viniera de la mar cuando yo no iba con él, para irme a cambiar pescado por comida. Daba un poco de pescado y me daban unas papas” –Petra Alonso Déniz (86).
“Me dedicaba a todo. A vender pescado, a limpiar casas. Mi padre y mis hermanos fueron marineros, y mi marido también. Cuando ellos estaban en la mar nosotras trabajamos fuera de casa. Y cuando llegaban, teníamos que ir a la playa a ayudar a descargar el pescado y tenerles algo caliente para comer. Y si era necesario, iba a venderlo. Había mucha calamidad” –Micaela Déniz Alonso (82).
“Cuando era pequeña salía con mi padre a la pesca, y si cogíamos pescado salía a venderlo. En la playa más cercana a la que llegáramos para comer hacíamos un pequeño asadero de pescado, gofio y agua.Y otra vez a faenar. Vendía en Tasarte, Veneguera y Tabaibales. Iba de la Playa de Mogán al pueblo con un cubo de pescado en la cabeza y la pesa en las manos” –Juana Alonso Hernández (81).