Columna de Rafael Álvarez: Ramón

Lo silenciado no se valora, permanece en un olvido cruel e inhumano. Es injusto. El caso del capitán de Artillería republicano, Ramón Artiles Batista, ha sorprendido precisamente porque en Telde y en Gran Canaria quedó acallado. De la misma forma que antes, regresando de Cataluña a Canarias, previo paso corto en Francia con motivo de la retirada del Ejército republicano tras conocer el sabor de la derrota en 1939, y la prisión en Santander y Barcelona, volvió a su tierra como un represaliado con su vida civil diezmada hasta su muerte en 1973. Sin memoria histórica no hay forma de consolidar la democracia.

Artiles Batista estuvo integrado en el Ejército del Este republicano que participó en dos batallas decisivas: la de Belchite (1937) y la del Ebro (1938). La primera tuvo como

motivación ayudar a la franja norte peninsular que permanecía leal, obligando a Francisco Franco a distraer tropas de allí para desplazarlas a Aragón. Esa fue la intención. La segunda tuvo como misión evitar dividir la zona republicana en Levante dado el avance franquista y ganar tiempo para empatar la Guerra Civil con la Segunda Guerra Mundial que se veía próxima. La gran esperanza diplomática de Juan Negrín. Por solo unos meses falló. Y las mejores estrategias militares llevaron la rúbrica de Vicente Rojo, jefe de Estado Mayor del Ejército Popular de la República.

Tras la caída de Cataluña, que nuestro teldense conoció de primera mano, y tras haber cumplido con llevar a su unidad a zona segura cruzada la frontera, decide regresar; dejando libertad natural a que los suyos optasen por el exilio o por el retorno. Se la jugó. A buen seguro, su carácter le llevó a apostar fuerte. De igual forma que en 1916, con apenas veinte años, y sin las medidas de seguridad de hoy, aquel joven ayuda a la bajada del Cristo en la Basílica de San Juan. No era de misa ni nada de eso, pero sí creyente. Y en su casa de la calle León y Castillo eran frecuentes las tertulias con miembros del clero que, de repente, visitaban a un republicano de ideas diferentes a la oficialidad de la Iglesia católica. Había respeto mutuo.

Este fin de semana se vivió un acto emotivo, muy emotivo, en Telde. De dignificación a un represaliado de la dictadura franquista. La democracia y la libertad conllevan preservar la memoria histórica. De lo contrario, regresará la banalidad o, peor aún, movimientos reaccionarios como el de algunos militares golpistas en el 36. Ramón ya es Ramón.

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