El presidente del Cabildo, Antonio Morales, subrayó la aportación “anónima” pero fundamental de las distintas generaciones que han habitado en el barrio de San Juan de Las Palmas de Gran Canaria en la Historia y la conformación de la identidad de la ciudad y de la isla, tal y como proclamó esta noche en la lectura del pregón que abre las fiestas de este enclave de la capital y en el que añadió que la isla “se construye desde el esfuerzo y el entusiasmo de los 130 barrios de la ciudad y de sus 21 municipios”.
“En estas calles irregulares y escondidas, durante siglos se ha labrado parte de la historia de nuestra ciudad. A veces ha sido anónima, pero este pregón quiere valorar el esfuerzo que marineros, artesanos, costureras, profesionales, enfermeras, comerciantes, lavanderas, constructores, albañiles o estibadores han realizado durante años y años para ser la ciudad y la isla próspera, orgullosa de su pasado y su presente que somos”, recalcó el presidente insular.
Asimismo, rememoró que “San Juan y su batería cumplieron una función noble e indispensable de defensa de la ciudad”, pues “durante mucho tiempo la gente de esta isla se refería a la Batería cuando quería dirigirse a este espacio que empezaba a crecer con vecinos que trabajaban en el mar, en el mercado, en el puerto, en el comercio”.
En este punto, señaló la plena disposición del Cabildo para colaborar con el Ayuntamiento en los planes para rehabilitar la Batería y otras instalaciones de defensa en desuso para la apertura de nuevos equipamientos sociales y culturales para disfrute de toda la ciudadanía.
“San Juan y sus riscos hermanos de San Nicolás, San José y San Roque, forman parte de la imagen singular y entrañable que los artistas canarios han dejado inmortalizada para la historia. Es un paisaje de luz, de color, de proximidad y de calma. Casi es una metáfora de la forma de ser de las canarias y los canarios. Es verdad que cuando lo miramos desde el Guiniguada quedamos como hipnotizados, expectantes, agradecidos”, evocó.
El presidente recordó que “uno de los primeros en percibir la atmósfera especial que envuelve a esta zona de la ciudad fue el pintor Jorge Oramas desde el Hospital San Martín, su hogar y refugio artístico. Por su ventana veía las cascadas de colores de los nuevos barrios, que aprovechaban para adecentar sus hogares las pinturas sobrantes con las que se pintaban los barcos en el puerto, y que quedaron inmortalizadas en sus cuadros junto a lavanderas, aguadoras y otros seres inigualables del Guiniguada y sus riberas”.
“Eran entidades a la vez míticas y perfectamente reales, cargando con sus tribulaciones sin dejar de mirar de frente a una realidad que construían con sus propias manos, y sin la que no podríamos entender la idiosincrasia de esta capital. Por los surcos que labraron, por las zanjas abiertas, entre los muros que levantaron, nació la ciudad que conocemos y amamos”, manifestó.
“San Juan”, prosiguió, “es un barrio que inspiró también a otros pintores como Néstor Martín Fernández de la Torre, Felo Monzón, Santiago Santana, o Jane Millares; o a escritores como Claudio de la Torre, Víctor Doreste, Víctor Ramírez o Alexis Ravelo”.
“Cuando abra sus puertas, el futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria, en el reconvertido Hospital San Martín, construido también extramuros del barrio fundacional de Vegueta y actual zócalo del Risco de San Juan en su vertiente Norte”, apuntó Morales, “mostrará a la ciudadanía, en el compendio del arte isleño, piezas artísticas inspiradas en la profundidad histórica, urbana y humana de estos riscos; algunas creadas en el corazón del barrio de San Juan”.
El presidente de la isla precisó que “el MUBEA quedará orgullosamente anclado a este barrio de San Juan y se convertirá en una nueva excusa, de las muchas existentes, para perderse por sus rincones y requiebros, en cada uno de los cuales aguarda un secreto, una historia, un motivo para encontrarse y reencontrarse con este San Juan infinito”.
“Este presente nació en el siglo XVII, cuando empezó a componerse el rico mosaico de casas y gentes del Risco de San Juan, al igual que sucedió en otras lomas de Las Palmas de Gran Canaria, una vez que la ciudad desplegó sus alas hacia el futuro desde el nido fundacional de Vegueta y la Catedral de Canarias”, enunció.
Morales agregó que “este barrio y las personas que lo han habitado son reflejo y a la vez hacedoras de la nueva sociedad palmeña y grancanaria. En las laderas que rodeaban el núcleo fundacional de la ciudad comenzaron a edificarse las viviendas de las personas que trabajaban en los oficios artesanales demandados por aquel entonces”.
“Este barrio de San Juan ha recibido a gente de toda la isla, pero sobretodo de la cumbre y de las medianías de Gran Canaria primero, y del resto de las islas más adelante. Nuestra gente de Tejeda, de Artenara, de Juncalillo, de La Aldea, de Valleseco, ha traído a la capital las tradiciones y las costumbres que aprendieron y conservaron durante siglos”, constató.
El presidente del Cabildo destacó que las gentes del barrio han sido siempre “un sobresaliente y adelantado modelo de resiliencia que nos sirve de referencia en estos tiempos tempestuosos” y expuso que “en los momentos de mayor incertidumbre, es esta comunión de sentimientos y objetivos la que ha de guiarnos, caminando juntos y juntas, hacia un futuro de progreso colectivo” y lograr así “garantizar derechos sociales que nos igualen y permitan el bienestar de todos y todas”.
Indició también en la importancia de “avanzar en ese modelo de ecoísla para Gran Canaria, que nos garantiza presente y futuro, sin dependencias externas que puedan poner en riesgo nuestro pequeño pero afortunado territorio”, así como de “defender los derechos de la sociedad grancanaria que tiene un modelo de isla de progreso y sostenibilidad”.
“Gran Canaria es un territorio, un sentimiento y una cultura. Sabemos lo que somos y lo que queremos ser en los próximos retos, combinando tradición y modernidad, pero siempre conservando y proyectando nuestras raíces. La grandeza de nuestro patrimonio es como nuestro carácter canario, sencillo, cercano, natural, hermoso en su austeridad y autenticidad. Tenemos una cultura milenaria y aspiramos a ganar el futuro desde nuestra singularidad”, sostuvo.
“Pero nadie puede quedarse fuera de ese futuro. La cohesión y la igualdad social marcan nuestro rumbo en el Cabildo y es el eje principal de sus acciones. No podemos consentir una sociedad canaria que arroje por la borda a una de cada tres personas y permita que se ahoguen en el mar de la pobreza”, defendió.
“Nuestra obligación”, insistió, “es rescatarlas, devolverlas a cubierta y evitar que nadie caiga. Estas circunstancias difíciles se concentran en muchos de nuestros barrios, donde habitan personas cuyos nombres quizás no figuren en las placas, ni en calles, ni plazas, pero que han edificado de manera efectiva nuestra sociedad moderna. No podemos darles la espalda, porque esto equivaldría a negarnos como sociedad y como isla. Y no lo haremos”.
“La fiesta que hoy pregonamos es la de un barrio que además de laborioso se reconoce y caracteriza como solidario. Varios siglos después, el barrio sigue encendiéndose al alba y se apaga gradualmente mientras el sol cae por el oeste. Entonces, los rayos postreros del oeste prenden primero gran parte del lienzo de viviendas, hasta que apenas quedan iluminadas unas pocas, y finalmente el barrio queda sumido en sus propias luces y sombras, marcando el ritmo interno de toda la ciudad”, describió.
“A veces da la impresión de que han sido las olas las que han depositado al barrio de San Juan sobre la costa, como un valioso tesoro que debemos proteger y, en la simbólica hora de las fiestas, disfrutar como un precioso regalo del tiempo y de las generaciones que han dejado en nuestras manos su legado”, aseguró en la Plaza de las Estrellas del barrio, a la que se accede por una de las escalinatas que suben y baja por las entrañas del barrio.