La consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Esther Monzón, el director general de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud, José Díaz-Flores, y la directora del Área de Salud de Gran Canaria, Lidia Mejías, acompañados del gerente del Matadero Insular de Gran Canaria, Agustín González, visitaron esta mañana el Matadero Insular de Gran Canaria, dependiente del Cabildo de Gran Canaria, en donde desarrollan su labor tres técnicos Inspectores de Salud Pública Veterinarios de forma permanente y uno de refuerzo, pertenecientes al Servicio Canario de la Salud (SCS), encargados de verificar que se cumplen con los requisitos en todos los procesos que se llevan a cabo en esta instalación.
Los inspectores de Salud Pública realizan planes de muestreo e inspección para analizar la presencia de residuos de medicamentos veterinarios, plaguicidas y contaminantes ambientales, según el Plan Nacional de Investigación de Residuos (PNIR); la presencia de bacterias que pueden producir enfermedades en el hombre y sus posibles resistencias a antibióticos, entre otros controles veterinarios para combatir las enfermedades que afectan a los animales.
En el ámbito del bienestar animal los veterinarios también comunican a origen si detectan síntomas o lesiones que puedan alertar de problemas en el manejo de animales en la granja o durante el transporte.
Exhaustivos controles
Los mataderos son establecimientos esenciales para controlar la seguridad de la carne de consumo humano y para garantizar el cumplimiento de la normativa de bienestar animal y controlar posibles riesgos para la salud de los consumidores.
La funciones fundamentales del veterinario oficial son, entre otras, garantizar la seguridad alimentaria, la trazabilidad y los programas de buenas prácticas de higiene y fabricación con la finalidad de evitar que salgan a consumo carnes que puedan suponer un riesgo para la población; así como controlar el estado de sanidad animal de la cabaña ganadera, tanto individual como colectiva, y vigilar el bienestar animal.