Coincidiendo con el Día Mundial de la Poesía, la Biblioteca Insular de Gran Canaria acoge, el día 21 de marzo, a las 19:00 horas, la presentación de la reedición del primer poemario escrito por la creadora Pino Ojeda (Gran Canaria, 1916-2002), ‘Niebla de sueño’, publicado en Madrid en 1947, con motivo del 75 aniversario de su primera edición.
La mencionada reedición, que el Departamento de Ediciones de la Consejería de Cultura del Cabildo ha enriquecido con la inclusión, a modo de apéndice, de algunos materiales inéditos como los exlibris creados por Juan Ismael para la publicación y las cartas manuscritas dirigidas por el artista surrealista a Pino Ojeda relacionadas con esta edición, así como con un texto elaborado por Domingo Doreste, nieto de Ojeda y presidente de la Fundación que lleva el nombre de la polifacética artista nacida en la isla de Gran Canaria hace más de 100 años, completándose con otro texto preliminar de la poeta y Premio Canarias de Literatura, Elsa López.
El acto de presentación de ‘Niebla de sueño’ contará con la presencia de Guacimara Medina, consejera de Cultura del Cabildo, Domingo Doreste, nieto de la poeta, y Blanca Hernández, investigadora y profesora de la ULPGC.
Sin ser facsímil, esta obra editada por el Cabildo, pretende ser un fidedigno reflejo de la edición de 1947 realizada por la Imprenta de S. Aguirre en Madrid, y editada por la Revista Mensaje de Santa Cruz de Tenerife. De dicha primera edición se ha conservado el formato, la paginación, la caja y la estructuración de los poemas, divididos frecuentemente en dos páginas. También se ha utilizado una tipografía similar y se han respetado los detalles de las letras capitales. Sin embrago, la ortografía se ha actualizado y se han corregido las pocas erratas que contemplaba el texto original.
El primer poemario publicado por Pino Ojeda en 1947, ‘Niebla de sueño’, retrata y condensa el dolor padecido por su autora tras la muerte de su esposo, fallecido en 1939 en el frente. El nervio que recorre sus páginas es el amor, recurso que no solo está presente en este primer libro, sino que constituye el tema primordial y fuente de inspiración de toda su obra.
En ‘Niebla de sueño’ predominan composiciones de corte clásico como el soneto, en las que Pino Ojeda “trata de dar forma a todos los sueños oscuros que hay en la niebla, como resultado de una meditación en voz alta. El amor apasionado, el deseo desenfrenado, la entrega física al amado y la pasión ardiente son su respuesta arrebatada contra un mundo que no acepta. Una respuesta que evidencia su desafección por el lado cruel de la realidad”, explica la profesora Blanca Hernández al referirse al citado poemario. “El amor se convierte en la esencia que da sentido a su vida, la plenitud absoluta, la manera de desasirse de un recuerdo doloroso, un recuerdo dramático que evidencia el drama existencial, la cercanía de la muerte. Esta idea del amor como principio y fin de vida, porque también puede destruir o hacer sufrir, entronca con la concepción que los surrealistas, en concreto Vicente Aleixandre, otorgaban al amor”, agrega Hernández, cuya trayectoria investigadora se centra en las escritoras canarias del siglo XX, feminismo, estudios de género, diversidad sexual y su aplicación a la didáctica.
Lirismo extraordinario
Como advierte la poeta Elsa López en su texto titulado ‘A la sombra de Pino Ojeda’, la escritora “maneja los poemas con la seguridad de quien sabe que puede encontrar en ellos la única posibilidad de salvación. Su tono, de un lirismo extraordinario, es el que hace estremecerse al lector hasta conducirlo a una extraña turbación sentimental”. López advierte en este primer poemario de Ojeda un claro misticismo que entronca con la tradición de la poesía lírica de ese género, presente en muchos autores españoles y cuyo mayor ejemplo está en San Juan de la Cruz.
El incansable tesón de la poeta que pintaba, como solía definirse Pino Ojeda (Teror, 1916 – Las Palmas de Gran Canaria, 2002), por formar parte del panorama cultural de las islas y su colaboración en el impulso de éste, le ha posicionado como de uno de los referentes en el ámbito artístico canario, pionera del informalismo en el Archipiélago y una de las fundadoras del Grupo Espacio. Ojeda fue la primera mujer que fundó y dirigió una galería de arte en Canarias, la Galería Arte, entre 1958 y 1969, aunque unos años antes se había convertido en la primera mujer que funda, edita y dirige en las Islas una revista de poesía, ‘Alisio. Hojas de poesía’, activa entre 1952 y 1955, en la que publican autores como Vicente Aleixandre, Carmen Conde, Gerardo Diego, Gabriel Celaya o Juan Ramón Jiménez.
Fue una mujer adelantada a su tiempo que desafió los roles de género en la España de la dictadura militar, en la que las mujeres eran invisibilizadas y apartadas sistemáticamente de la vida pública. Personaje aglutinador de la cultura literaria y de la creación artística capaz de generar continuas y múltiples sinergias, intelectual y creadora en el más amplio sentido de los términos, su aportación como activista cultural fue fundamental en la escena artística de Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XX. Su obra se inscribe en el marco de una generación trascendental de artistas canarias, como Lola Massieu, Chona Madera o Jane Millares, entre otras, que convivieron y desarrollaron su obra en un contexto insular muy concreto.
Además de cultivar diversos géneros literarios, mantuvo múltiples conexiones con las vanguardias de la época que la proyectaron internacionalmente como una mujer independiente y adelantada a su tiempo, que fue respetada por muchos de sus coetáneos. Un ejemplo de esa voluntad de enriquecerse con los nuevos soportes expresivo fue su serie realizada en los noventa con diseño por ordenador, que permitieron a Ojeda seguir explorando paraísos sin fronteras.
Blanca Hernández asegura que la obra de Pino Ojeda surgió como lucha contra el silencio y el dolor. “Formuló un intercambio de tradición y cultura propiciando el contacto con otros intelectuales de la época. Fue testimonio de una época y aunque el motor de su poesía fuera la pérdida, analizó el dolor desde recursos como el erotismo, que no era nada frecuente en boca de una mujer de aquella época gris. Ojeda abandera un feminismo del que no era consciente. Su obra analiza la vida social, la ciudad, la deshumanización, habla incluso en defensa de los animales, la naturaleza. La maternidad, el paso del tiempo, la subjetividad femenina son temas recurrentes en su obra”, concluye Hernández.